Pedro Friedeberg

(Florencia, 1936)

Frutería canina

1969

laca sobre Fibracel

50 x 60 cm

Nº inv. CAB031

Colección BBVA México



El trabajo de Friedeberg consiste en una inagotable secuencia de obras pictóricas y gráficas que se sustentan sobre un hábil dibujo, basado en patrones geométricos en virtual movimiento, que denomina “arquitecturas ilusorias”. Consisten en descabelladas y absurdas construcciones, ricas en laberintos desquiciantes, escaleras que no llevan a ninguna parte y florilegios emanados de una imaginación que cultiva lo superfluo y lo kitsch.

La composición, simétrica hasta la alucinación, desequilibra maliciosamente la mirada: proporciona pautas que prolongan el espacio hacia el infinito, como reflejándose en miles de espejos; sus ritmos neuróticos nos devuelven al vértigo de Giovanni Battista Piranesi (1720-1778) y M. C. Escher (1898-1972), combinado con las fórmulas del diseño anamórfico del Op Art. El ornamento egipcio, gótico, barroco, victoriano y prehispánico da cuenta también de una manía obsesiva por el adorno.

Friedeberg es extremadamente meticuloso armando perspectivas con varios puntos de fuga; cuando juega con patrones de ajedrez en blanco y negro que alteran el espacio lo anima un afán lúdico. La obra delirante de Pedro Friedeberg, sus famosas y multicopiadas sillas y mesas con manos y pies, goza de tremenda difusión entre el público y sigue influyendo en no pocos diseñadores contemporáneos de México.