Josep De Togores i Llach

(Cerdanyola del Vallès, Barcelona, 1893-1970)

Le gosse (El muchacho)

1921

óleo sobre lienzo

73 x 60 cm

Nº inv. CX00729

Colección BBVA España



Obra depositada en el Museo de Bellas Artes de Valencia ​

Josep de Togores (1893-1970) fue un pintor catalán cuya carrera abarcó desde el
hasta el
, pasando por el
y el surrealismo. Destacó por su capacidad para asimilar e interpretar las corrientes artísticas de su época, aspecto que se vio potenciado por sus numerosos viajes a París desde muy joven. Una de sus obras más emblemáticas,
Le gosse, que pintó en París en 1921, se alinea con una de las nuevas tendencias que se desarrollarían en la Alemania de principios del siglo xx, en concreto la conocida como Neue Sachlichkeit o Nueva Objetividad, un movimiento que promovía una representación más realista y objetiva de la realidad, como reacción a los excesos del expresionismo.

El contacto de Togores con otros pintores de vanguardia y su pertenencia a la
(grupo artístico fundado en Barcelona en 1918) le permitieron conocer personalmente la producción de Picasso de aquella época, marcada por un retorno al
. La influencia que ejerció sobre él, junto con la visita a la casa de la madre de Picasso en Málaga, le llevó a abandonar el expresionismo “cezanniano” de sus obras de 1916 y 1917, para adentrarse en un
de corte sofisticado. Entre 1917 y 1920, Togores produjo una serie de dibujos que entusiasmaron a Eugenio d’Ors y que se acabarían exponiendo años después en Barcelona.

Tras su regreso a París en 1919, desarrolló varias obras basadas en estos dibujos que llamaron la atención de Max Jacob y le llevaron a poner en contacto a Togores con Daniel-Henry Kahnweiler, uno de los marchantes de arte más importantes de las vanguardias de principios del siglo xx, quien contrató al pintor catalán.

Kahnweiler, junto con Alfred Flechtheim, el galerista de arte moderno más destacado de Alemania en la década de 1920, fue crucial para la difusión de la obra de Togores en el país germano. Gracias a Flechtheim, que tenía galerías en Berlín, Düsseldorf, Colonia, Frankfurt y Viena, Togores alcanzó un notable éxito en centroeuropa. Le gosse, que posiblemente fue expuesta por Flechtheim, es una de las primeras pinturas parisinas de Togores.

Es probable que el antecedente más directo de la obra que nos ocupa sea el retrato de Manuel de Togores, un dibujo a lápiz realizado en 1918 que se conserva en el Museu d’Art de Cerdanyola. De hecho, de Le gosse (que significa chico o muchacho en francés) se conserva también un dibujo a lápiz realizado ese mismo año en Barcelona, y publicado en el Almanac de 1919 de La Revista junto con dibujos de otros artistas como Joaquim Sunyer, Mariano Fortuny, Joan Miró, Arístides Maillol, Ricard Canals, Isidre Nonell y Ramón Martí i Alsina. En la misma línea se encuentra el retrato de su primo Alejo de Togores, que realizó en París –como Le gosse, pero un año antes, en 1920– y que forma parte de la colección A.C.A.C. Banco Santander, S.A. del Museo Patio Herreriano en Valladolid.

La obra, que destaca por la acertada representación tridimensional de la figura humana, anticipa increíblemente los postulados de la Nueva Objetividad alemana (si se tiene en cuenta que el dibujo se fecha en 1918), si bien pasada por el filtro del
, y se enmarca en un breve aunque importante período de la producción del artista (quizá uno de los puntos más álgidos de su carrera), de marcada expresividad y caracterizado por una paleta de tonos opacos e incluso algo lúgubres.

En una entrevista en 1926 con el crítico de arte y periodista Sebastià Gasch, publicada posteriormente en el diario La Publicitat, Togores expresó que: “querría pintar bellamente, como es lo profundamente humano; querría fusionar los descubrimientos modernos y hacerlos una cosa sólida y firme que no decepcione; querría que mi arte agradase, de tan claro y sencillo, a la vez a las criaturas y a los inteligentes…”. Esta cita revela su deseo de fusionar la modernidad con la esencia humana en el arte, un anhelo que manifiesta en esta obra.