En los años cuarenta, Pruna atraviesa una etapa de paz interior que se transmite en una pintura llena de serenidad.

Tras pasar épocas de crisis personal y artística, en 1941 decide buscar refugio en Montserrat. Durante sus estancias en el monasterio, el pintor afirma encontrar la “libertad auténtica”. Este sentir interior se traduce en su pintura –que tratará entonces la temática religiosa- y también en lo que fue la temática principal de su obra: la figura femenina.

Nena amb flors (Niña con flores) es un lienzo que nos muestra una mirada serena hacia la belleza y la juventud. En este retrato plasma a una mujer joven ante un rosal cargado de flores en su plenitud, tal vez remarcando con este entorno la edad y la belleza de la retratada. En la idealización de rasgos y en el claroscuro suave que modela el rostro podemos apreciar reminiscencias del Renacimiento italiano, concretamente de artistas como Piero de la Francesca (h. 1415-1492). Si comparamos este lienzo con la obra anterior Dos Nens, también en la Colección BBVA, podemos constatar la evolución de su estilo, prescindido de la línea para delimitar contornos y pasando a trabajar únicamente con la mancha y el claroscuro.

Con sus protagonistas femeninas, Pruna muestra una mirada personal hacia la mujer, protagonista de la mayor parte de sus lienzos. Una mujer pintada según una estética contemporánea, pero vista con la mirada de quien conoce el pasado. Esto hace de Pruna un artista de merecido prestigio.