Juan Luis Goenaga fue un destacado artista vasco conocido por su estilo único que combina tradición y modernidad. Su obra, que abarca una gran variedad de medios, desde la pintura, el grabado o la acuarela hasta la escultura, se inspira principalmente en la naturaleza y en la rica herencia cultural del País Vasco. Sus pinturas en concreto se caracterizan por un uso audaz de la materia pictórica, del color y de las formas abstractas, que tienden a evocar paisajes. En cuanto a su proceso creativo, se basa en la pura improvisación, no sigue un método rígido ni planificado: se guía por la inspiración del momento, lo que le permite explorar nuevas ideas y direcciones de forma espontánea. Como el propio artista afirmó en una de sus entrevistas: “nunca sé en qué va acabar la obra”. Para él, el proceso es más importante que el resultado final, está abierto a las sorpresas que puedan surgir durante la creación de la obra, a la evolución sin restricciones de su arte. Goenaga indaga en temas como la identidad y la memoria mediante piezas que invitan a la reflexión.

En Itxurain explora la relación entre la forma y el color, definido por una paleta de colores rojos, marrones y naranjas vibrantes. El lienzo destaca por su carácter abstracto, pero también sugiere una conexión emocional con el entorno. Esta obra no solo invita a la contemplación, sino que abre las puertas a la reflexión sobre la percepción e interpretación del espacio.

Las exposiciones de Goenaga durante los años setenta fueron fundamentales para su carrera, en tanto consolidaron su reputación como innovador en el arte contemporáneo español. Su estilo único y su compromiso con la exploración visual continuarían resonando en su obra posterior.