Gillis van Tilborgh

(Bruselas, h. 1625 – 1678)

A la puerta de la posada

segunda mitad del siglo XVII

óleo sobre lienzo

66,3 x 82,2 cm

Nº inv. P00194

Colección BBVA España



El siglo XVII es conocido como la Edad de Oro de la pintura flamenca, momento en que el gran auge económico permite a la burguesía iniciarse en el coleccionismo de obras de arte. A tal demanda los artistas locales responden con temáticas tradicionales, pero surgen también categorías pictóricas novedosas, entre las que se encuentran las escenas de género, cuyo objetivo reside en plasmar la actividad cotidiana del pueblo llano. Esta nueva forma de representación íntima y cercana a la realidad se convierte en una de las tipologías más novedosas de la época, alcanzando una elevada fama en el mercado.

Dentro de este desarrollo, cobran particular protagonismo las imágenes costumbristas que muestran al campesinado en su tiempo libre. Es el caso de este lienzo, cuya correcta atribución se debe a Matías Díaz Padrón, quien, en un artículo publicado en 2006 en la revista Antiquaria, reconoce la autoría de Gillis van Tilborgh. Merece la pena señalar que resulta difícil encontrar obra suya en instituciones españolas, por lo que esta pieza se considera una aportación excepcional al coleccionismo de nuestro país.

Importante maestro de la escuela de Amberes, especializado en escenas de género, traslada a este lienzo las características propias de su estilo, tanto en la estructura como en la técnica y los modelos. Los juegos de luz, los celajes, que se desarrollan en diagonal, la disposición de las figuras en aspa o la inclusión de elementos arquitectónicos y caminos que otorgan profundidad a la composición son algunos de sus recursos habituales.

Cabe destacar cómo el pintor consigue establecer comunicación entre los personajes, un detalle de suma originalidad, que hace de esta pieza una creación única en su producción. A nivel técnico, la factura vigorosa, de pinceladas cortas y diluidas, revela un interesante estudio cromático, que permite intuir signos de un lenguaje pictórico novedoso. Lo exquisito de los gestos de la joven, la finura y elegancia de sus rasgos, no están reñidos con su modesta condición, algo habitual en Van Tilborgh, que se distancia de la tosquedad de otros artistas flamencos a la hora de reflejar este tipo de escenas.