pintura
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(San Sebastián, 1926 – 2008)
Arenas
1965
Arenas
Óleo sobre lienzo
55,40 x 46,50 cm
Nº inv.
P00201
Colección BBVA España
Autor de silenciosos paisajes, a lo largo de su trayectoria Gonzalo Chillida ha llevado a cabo un continuo proceso de reducción formal que desemboca en la transmutación de un paisaje natural en un escenario poético que trasciende los límites de lo perceptible.
Tras una primera etapa en Madrid y París en la que su obra se inscribe dentro de la 
Término desarrollado en los años 20 que hace referencia a una vertiente del arte abstracto que parte de principios científicos y matemáticos. El objetivo principal era la eliminación de todo carácter subjetivo a favor de un arte basado en la esencia de las formas geométricas. Sus principales impulsores fueron Vasily Kandinsky (1866-1944), Kazimir Malévich (1879-1935) y Piet Mondrian (1872-1944).
, su regreso a San Sebastián en los años sesenta propicia un cambio en su lenguaje plástico. El redescubrimiento del paisaje vasco abre paso a una nueva forma de abordar la representación del entorno; los perfiles se van diluyendo hasta transformarse en evocación de la luz y la transparencia del mar Cantábrico, que se convierte en tema central de su producción. Durante las jornadas de contemplación de la playa de La Concha desde su estudio, uno de los fenómenos en los que centra su atención es el reflejo del agua sobre los riachuelos que se dibujan en la orilla, tal y como muestra este lienzo de pequeño formato.
La pieza forma parte de su célebre serie Arenas, que inicia a principios de 1960 y a la que volverá incesantemente a lo largo de toda su carrera. En ella Chillida reinterpreta en clave abstracta los efectos lumínicos que las olas generan sobre la arena, creando una imagen de gran lirismo que invita a la reflexión. Sin abandonar por completo cierta geometrización de las formas, visible en la compartimentación de la parte inferior de la composición, se observa cómo los contornos se van suavizando en la zona superior, donde la arena y el agua se funden delicadamente hasta formar una suerte de niebla que sugiere el ambiente húmedo del País Vasco.