Francisco Lozano

(Antella, Valencia 1912 — 2000)

Barca muerta

1968

óleo sobre lienzo

81 x 115,9 cm

Nº inv. P00867

Colección BBVA España


El paisaje es el único protagonista en las obras de Francisco Lozano. Su arte, al igual que el de Genaro Lahuerta, conforma lo que se conoce como "mirada creadora", que supone una nueva manera de representar el paisaje dejando de lado lo superfluo, sin complementos ni distracciones, sin luces ni reflejos; simplemente el paisaje en su estado más puro y natural.

Continuador de la escuela paisajista levantina, sus primeras obras tendrán influencia de maestros valencianos como Pinazo y Muñoz Degraín. Conocedor de las vanguardias, en especial del
y el
norteamericano, aporta a sus obras ese gusto por la luz levantina y el color mediterráneo.

Lozano realiza pinturas pastosas, con mucha carga matérica, creando superficies ásperas y arenosas. La pincelada es agresiva, nerviosa y expresiva, al mismo tiempo que meditada y estructurada, dentro de una paleta de colores generalmente terrosos. Son importantes los espacios vacíos de pintura, en los que deja ver el lienzo, que se convierte en un complemento del color y sustituye a la pintura para colorear partes del paisaje.

Durante la década de los sesenta comienza a desarrollar lo que el propio Lozano denominó "expresionismo fauvista mediterráneo" e introduce el tema de las barcas varadas, casi fantasmales, dentro del paisaje. Las barcas ocupan un primer plano, inundando la escena, incluso saliéndose de los límites del lienzo.

Es un paisaje costero en el que el mar está ausente; paisaje de tierras bajas pero no planas, en las que aparecen montañas que proporcionan profundidad a la escena con horizontes altos, dejando un pequeño espacio al cielo. Es un paisaje desolado, sin presencia de vida, casi yermo. La luz, como en el resto de sus obras, inunda todo el cuadro anulando las sombras.