José Echenagusía

(Fuenterrabía, Guipúzcoa 1844 – Roma, 1912)

Vista nocturna del Puerto de Bilbao. Altos hornos

s.f.

óleo sobre lienzo

51,60 x 86,50 cm

Nº inv. P00904

Colección BBVA España



José Echenagusía −apodado Echena por José Villegas Cordero (1844-1921), apelativo con el que se le conocería desde entonces en el mundo artístico− es considerado uno de los pintores vascos más relevantes del academicismo preciosista durante el último cuarto del siglo XIX. A lo largo de su extensa carrera estuvo vinculado principalmente a la estética italianizante, derivada, como aconteció con la mayoría de los artistas españoles de la época afincados en Roma, de la influencia de Mariano Fortuny (1838-1874).

Echena desarrolló dos vías de producción en paralelo: por un lado, obras de temática histórica y religiosa, cuyo objetivo iba dirigido a obtener condecoraciones en exposiciones nacionales e internacionales; por el otro, cuadros destinados al comercio, especialmente en el País Vasco, donde tuvo una importante presencia gracias a los envíos que efectuaba desde la capital italiana tanto a Bilbao como a San Sebastián.

Tal puede ser el caso de este lienzo, único en su trayectoria al alejarse de las escenas historicistas, orientalistas y costumbristas para representar una vista nocturna del puerto de Bilbao con los altos hornos al fondo, que bien puede responder a un encargo, o quizás fuera preconcebido para su venta en el mercado local.

Se trata de un paisaje urbano, al que dota de su tan característica elegancia, ejecutado con gran naturalismo a través de un acertado estudio lumínico que denota un atisbo de modernidad. Echena consigue captar la fuerza propia del ambiente industrial mediante el uso de una paleta oscura, con predominio de los tonos azules y negros, que contrasta con los puntos de luz concentrados en los destellos procedentes de la fábrica en el horizonte, en el fuego anaranjado de los altos hornos y en el humo que emana de las chimeneas, cuyo espesor contribuye a iluminar el fondo y a otorgar densidad a la composición. A su vez, la intensidad de la pincelada con la que resuelve el movimiento ondulante del mar y el reflejo de las luces y los edificios en el agua muestran la maestría del pintor, incrementando aún más su atractivo estético.