La obra de Salvador Victoria manifiesta las exigencias de un artista depurado, que selecciona los materiales y el soporte y los prepara de manera meditada y estudiada.

Tras realizar sus primeras obras figurativas, en las que se percibe un cierto eco geométrico, en 1956 viaja a París, donde entra en contacto con las corrientes de vanguardia. En esta época su creación se acerca al , predominando el gusto por lo matérico y el color.

En 1963 funda el grupo Tempo junto con Egon Nicolaus (1928-1988), con el que realiza exposiciones en varios países europeos.

A su regreso a Madrid en 1965 empieza a alejarse del y trabaja en un conjunto de collages de lienzo recortado con trazo curvilíneo, sustituyendo el temple, utilizado en sus denominados "relieves poéticos" de principios de los años sesenta, por el óleo. Progresivamente va abandonando el , utilizando sólo el óleo y la tabla para formar un característico cosmos volumétrico de esferas, conos y pirámides.

Desde la década de los setenta, sus composiciones se vuelven más rotundas, rasgo que se mantendrá hasta el momento de su fallecimiento. Además, a partir de dicha década, existe una figura poderosa que aparecerá sistemáticamente en sus representaciones: el círculo, que unas veces se genera a partir de superposiciones de líneas en el espacio y otras emerge como un sol sobre el horizonte. El color juega un papel importante, así como la línea, una sucesión de curvas que remiten a una espacialidad que emana del vacío. El propio artista define su pintura como “dentro de un abstracto expresionista, atraído por la materia y los signos (…) apoyándome en el color (…), una claridad expresiva más diáfana y profunda”.

La relación que se genera entre las formas remite de manera indirecta al paisaje, con un movimiento y un ritmo muy estudiados, en busca de un equilibrio y un entendimiento entre los elementos.

En este óleo, el elemento circular presenta un juego de texturas, que se configura mediante la incorporación de distintas capas de cartulina sobre las que superpone un lienzo, todo ello integrado sutilmente en el soporte de madera, generando movimiento y confiriendo viveza a la pintura.