Pedro Kuntz y Valentini

(Roma, 1795 – Madrid, 1863)

Interior de la Biblioteca de El Escorial

1862

óleo sobre lienzo

149 x 114,5 cm

Nº inv. P01080

Colección BBVA España



Pedro Kuntz, pintor especializado en interiores, trabajó en diferentes ocasiones en El Escorial. En esta obra se representa el Salón Principal de la Biblioteca de El Escorial —también denominado Salón de los Impresos, por los libros impresos de autores antiguos colocados con los cantos dorados hacia fuera, o Salón de los Frescos, por las pinturas que adornan el techo y las cornisas— visto de norte a sur, con las siete ventanas que dan a la Lonja de poniente, a la derecha de la composición, enfrentadas a los cinco balcones sobre el Patio de los Reyes.

La composición, iluminada con luz de tarde, refleja con fidelidad la disposición de los distintos elementos de la estancia, incluyendo las pinturas murales. La escalera del primer término, las dos figuras de la izquierda —una de ellas un clérigo— y la que aparece a la derecha (que inicialmente estaba situada en el centro y de la que es visible el arrepentimiento), dan idea de las dimensiones de este amplio recinto (59 x 9 x 10 m) y contribuyen a señalar su profundidad.

Se representan con precisión los libros en sus anaqueles —incluso los antiguos colocados con los cantos dorados hacia fuera— y todos los elementos situados en el eje longitudinal de la sala: los dos veladores ochavados de pórfido, las cinco mesas de mármol pardo con cercos de bronce, los globos terráqueos, y la
, situada en primer término sobre un pie formado por cuatro sirenas. Esta esfera, que representa el sistema solar según las teorías de Ptolomeo, fue construida por Antonio Santucci en Florencia hacia 1582 para el cardenal Fernando de Medici, quien ese mismo año la envía como regalo diplomático a Felipe II. Inicialmente estuvo en el Alcázar de Madrid, y desde 1593 aparece en los inventarios del mobiliario de esta Biblioteca.

Los tonos cálidos de las maderas y los libros contrastan con los fríos de las losetas de mármol del suelo y con las pinturas de las bóvedas. Los frescos fueron realizados por Pellegrino Tibaldi (1527-1596) y sus colaboradores, entre los que se encontraba Bartolomé Carducho (1560-1608), y su programa iconográfico se debe posiblemente a Juan de Herrera (1530-1597) y fray José de Sigüenza (1544-1606).

La cubierta de bóveda de cañón se divide en siete tramos, coincidiendo con los vanos de las ventanas a poniente, situándose en el compartimento central el tema principal: las Artes Liberales, representadas en forma de matronas: Gramática, Retórica y Dialéctica —el Trivium—, y Aritmética, Música, Geometría y Astronomía—el Quadrivium—. Cada arte liberal va acompañada de cuatro sabios y de escenas subordinadas. En los testeros se representan la Filosofía (norte) y la Teología (sur), que es la que se aprecia al fondo de la composición. En cualquier caso, aunque Kuntz tenía práctica como copista, optó por abocetar las imágenes de la composición, buscando el efecto espacial del conjunto.

La pintura, que obtuvo una men­ción honorífica en la Ex­posición Nacional de Bellas Artes de 1862, procede de la colección del marqués de la Foronda.