La obra de Griffier, también conocido como J. G. der Aeltera o Griffier el Viejo, es la de un artista viajero. Trabajó en los Países Bajos y en Inglaterra, donde tuvieron éxito sus vistas del río Támesis y de la ciudad de Londres. Sus inicios como pintor estuvieron ligados a la pintura de flores, género que abandonó tras su aprendizaje con el paisajista holandés Salomón van Ruysdael (h. 1602-1670). 

Paisaje del valle del Rin es un buen ejemplo del conservadurismo de la pintura holandesa de paisaje del siglo XVII. Aunque pintado en la segunda mitad del siglo, su tratamiento recuerda al de los pintores que pasaron por Italia en las primeras décadas del XVII.

Compuesto en acusadas diagonales, a la derecha unas casas rústicas en alto y una pareja de campesinos acentúan la profundidad del plano. A la izquierda de la composición se van distribuyendo en bandas otras construcciones con más personajes, una ciudad sobre unos peñascos, un valle y en la lejanía un peñasco que se recorta en el cielo de la puesta del sol. La silueta de los árboles en primer término y los personajes que salpican la escena son descendientes directos de las que poblaban las composiciones en los primeros años del siglo.