Ignacio Zuloaga y Zabaleta

(Eibar, Guipúzcoa, 1870 – Madrid, 1945)

Boticario de pueblo

1907

óleo sobre lienzo

48 x 38 cm

Nº inv. P01426

Colección BBVA España



Obra depositada en el Museo de Bellas Artes de Valencia ​

Dentro de la generación de artistas que definieron la modernización del arte español durante el cambio del siglo XIX al XX, Zuloaga jugó un papel decisivo gracias a su contacto con el panorama internacional. Más allá de ser reconocido por la creación de una iconografía nacional en el marco de la crisis del 98, y la exportación de un imaginario visual ligado a la España negra, el pintor participó activamente en la renovación plástica europea.

A lo largo de su carrera adquirió gran popularidad como retratista, hasta el punto de tener que rechazar encargos en alguna ocasión. De este modo, pudo seleccionar aquellos que realmente le interesaban y le permitían dejar de lado lo superfluo para indagar en lo psicológico del personaje, como es el caso de esta pieza.

La obra es un estudio para un lienzo mayor, del mismo título, en el cual la figura aparece de tres cuartos, con fondo de paisaje e idéntica expresión, pero con corbata de lazo y gruesos anteojos de concha. Además, Zuloaga pintó otro estudio más de este personaje, con corbata de lazo y sin gafas.

El boticario, que debió de interesar al artista por la fuerza y expresividad de sus marcados rasgos faciales, se representa en esta ocasión de frente, mirando al espectador, y viste capa marrón, con la camisa blanca abierta, atuendo que se acerca más al de los tipos populares que realizó en sus campañas segovianas, en los que se aprecia la influencia de la pintura de Ribera.

El color, a pesar de la aparente austeridad cromática, aparece con fuerza tanto en el fondo verdoso azulado, que evidencia su conocimiento de la pintura francesa, como en algunas pinceladas amarillas y violetas de la camisa. Por su parte la pincelada amplia y pastosa, de trazo enérgico, dota al personaje de una mayor fuerza.