Luis Gordillo

(Sevilla, 1934)

Mouse-paisaje-globo

1986

acrílico sobre lienzo

106,6 x 225,6 cm

Nº inv. P01563

Colección BBVA España


Referente para la vanguardia española, la producción de Luis Gordillo en los ochenta ya ha alcanzado la madurez en su iconografía y su pintura. En su obra es visible la influencia primera del surrealismo y el psicoanálisis (al que se someterá en diversos periodos de su vida), la ironía de artistas como Francis Picabia (1879-1953), el
… La inclusión de elementos relacionados con la cultura de masas (con un matiz muy personal) o los motivos biológicos y tecnológicos son claves para acercarse a su universo creativo.

En su iconografía tiene un especial peso la década de los setenta, en la que una crisis personal le lleva a utilizar el dibujo automático, que consiste en realizar trazos sobre el papel de manera mecánica, sin control, mientras se ejecuta alguna otra tarea, como por ejemplo hablar por teléfono. Estos “dibujos del teléfono”, como él mismo los denominó, los introduce más tarde en sus cuadros, que presenta al público en 1971 en una exposición que tuvo una gran repercusión en la
. Esta manera de dibujar influye en el proceso creativo de sus obras, que nacen de la expresión libre y desordenada para luego trasladarse al lienzo mediante sucesivas capas de pintura en colores por lo general planos.

El título de este tríptico alude a lo que representa y es una muestra de la inclusión en su obra de esos iconos de la cultura de masas. En el primer cuadro de la composición el protagonista es ese personaje de ficción tan presente en el imaginario infantil y popular, Mickey Mouse, el ratón de Walt Disney, al que representa de modo esquemático y surrealista. El segundo lienzo lo destina a un paisaje en el que aparecen composiciones celulares, o lo que el artista denomina “espacios Gruyère”, una estructura de redes y conductos similares a membranas alveolares que bautiza como formas “meándricas” en otras obras de esa época. En el lienzo que cierra el tríptico, el del globo, encontramos todavía los colores ácidos que tanto le caracterizaron y que fueron imitados por otros artistas de la emergente nueva figuración, aunque también aparecen los grises más propios de las obras de esos años.