Tanto el retratista como el retratado eran hijos de artistas célebres nacidos fuera de Francia (Raimundo de Madrazo y Charles Chaplin) aunque triunfadores en París, y discípulos ambos de Léon Bonnat (1824-1923) —que se había formado con José (1781-1859) y Federico (1815-1894) Madrazo, bisabuelo y abuelo, respectivamente, del pintor—. Perteneciente a la cuarta generación de esta familia de artistas, Cocó tuvo, como su padre y su abuelo, un gran talento, que no utilizó de forma tan constante, dedicándose al retrato mundano, al que dotaba de gran elegancia y fluidez.

La ejecución y el colorido de esta obra re­cuerdan al estilo de Raimundo de Madrazo (1841-1920), padre del pintor, pero también, por la vivacidad y la elegancia de la figura, al del italiano Giovanni Boldini (1842-1931). Consciente de la calidad del retrato, su autor la presentó el mismo año de su realización al Salon de la Société Nationale des Beaux-Arts.

Retrato, a la manera dieciochesca, de su amigo el pintor de flores francés Arthur-Charles-Georges Chaplin (1869-1935). Representado de media figura, en trampantojo, parece salir del óvalo que le enmarca, en cuyas dovelas aparecen la firma y fecha de realización de la obra. Vestido con bata de pintor, se dirige al espectador con mirada y ademán inquisitivos, mientras en su mano izquierda sostiene su paleta y los pinceles. Al fondo, el cuadro de flores que está pintando. Cabe destacar también el tulipán blanco que, como el retratado, traspasa el espacio del tondo.