Gonzalo Chillida Juantegui

(San Sebastián, 1926 – 2008)

Arenas/Sands

1978

Serie Arenas

óleo sobre lienzo

113,7 x 145,8 cm

Nº inv. P02163

Colección BBVA España



Gonzalo Chillida es considerado uno de los renovadores del paisaje vasco y una de las principales figuras de la
en España.

Su pasión por la pintura surge a edad temprana y en 1947 ingresa en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, formación que complementará en el Colegio de España en París. Profundamente atraído por la naturaleza y por el paisaje, convertirá estos temas en los protagonistas de sus composiciones.

Durante los años cincuenta sus primeros trabajos −bodegones, vistas de ciudades y paisajes− se mueven dentro del naturalismo, aunque paulatinamente van evolucionando hacia la abstracción. En un inicio, Chillida experimentará con la
con obras de estética postcubista en las que el color se va suavizando y matizando y en las que las huellas del ser humano comienzan a desaparecer. Son imágenes silenciosas, con un lenguaje cercano al de los artistas de la
, pero con tintes metafísicos que recuerdan la obra de Giorgio Morandi (1890-1964) y las misteriosas escenas de Giorgio de Chirico (1888-1978).

Con el paso del tiempo la paleta de Chillida se neutraliza por completo y las formas de sus primeras composiciones se diluyen. A su vuelta a San Sebastián, el redescubrimiento de los paisajes del Cantábrico le revelará un sinfín de nuevas posibilidades, que le llevarán a desarrollar un lenguaje absolutamente íntimo y personal. Desde este momento su mirada queda cautivada por las vistas de su ciudad natal, que representará reiteradamente en clave abstracta. De entre todos los elementos que componen este paisaje, Chillida se va detener especialmente en cinco componentes esenciales: el mar, el cielo, el agua, la arena y el horizonte, que observaba desde el gran mirador de su vivienda, ubicada cerca de la bahía de la playa de la Concha. Tras una meditada contemplación de este escenario, Gonzalo Chillida fusiona y simplifica los elementos mencionados, creando un conjunto de pinturas cuyo resultado es un auténtico poema visual que traspasa las fronteras de lo puramente físico.

Esta obra de la Colección BBVA, interesante ejemplo del lenguaje plástico de Chillida, pertenece a la serie Arenas, que constituirá su tema más distintivo y personal. Chillida comienza a trabajar en esta serie en los años sesenta y su origen se encuentra en la fascinación del artista por los efectos de la luz sobre los delicados afluentes que la bajamar deja sobre la arena. Ya a finales de los años cincuenta Gonzalo Chillida empieza a explorar plásticamente este fenómeno, aunque todavía aparece representado desde una estética realista. Será en los siguientes años cuando Chillida dé el salto a la abstracción y estas escenas empiecen a despojarse de esa referencia naturalista.

A finales de los años setenta y principios de los ochenta, sus Arenas evolucionan hacia un paisaje más geométrico y ligeramente más compacto, en el que la arena adquiere un carácter tectónico. Una transformación que se hace evidente en esta obra de la Colección, en la que la arena va adquiriendo una nueva fisonomía. A pesar de ello, la obra sigue mostrando el ambiente de ensoñación característico de la obra de Chillida: ese lugar-no lugar en el que el horizonte se desdibuja ante el encuentro entre el mar y el cielo; ese paisaje deshabitado, cuyos límites se extienden mucho más allá de lo puramente visible y cuyas sugerentes y sosegadas formas inducen a la introspección y a la reflexión.

Frente a las visiones más agresivas del paisaje vasco ofrecidas por otros artistas, Gonzalo Chillida propone una perspectiva absolutamente poética y reflexiva, en cuyas formas se evidencia la admiración por la filosofía oriental. En sus obras todos los elementos fluyen en armonía, materializándose en unos paisajes abstractos que trascienden los límites de lo real para adentrarse en el mundo de las ideas metafísicas.