Maurice Vlaminck

(París, 1876 — Rueil-la-Gadelière, Francia 1958)

Sin título

s.f.

óleo sobre tabla

28,5 x 40 cm

Nº inv. P02466

Colección BBVA España


En sus comienzos se centra en el color y la forma, tratando de integrarla en el espacio, la luz y la estructura de la composición. Utilizaba el color puro, tal y como salía del tubo. Por desgracia, la utilización en sus lienzos de óleo de mala calidad ha hecho que algunas de sus obras de esa época no se hayan conservado bien.
 
Luego viene una vuelta a la forma, de hecho un período post cezanniano en el que la construcción del volumen y el espacio se acerca con prudencia al
. Desde 1912 hasta su muerte en 1958, su producción se aproxima a la figuración, que aborda como si de un paisaje o un bodegón se tratase.
 
Durante toda su carrera es el paisaje el género que atraerá más al maestro; más incluso que la figura o los objetos. Y es con el paisaje como se sentirá más libre para expresar sus sentimientos. Sobre todo con el paisaje nevado, que a través de la luz, los negros, blancos y grises le permiten mostrar a una naturaleza en duelo en dónde los cielos plomizos se ciernen sobre las casas como aves rapaces.
 
Aunque en este caso no se trata de un paisaje nevado, está presente en la composición algo de esa desolación, de esas líneas vacilantes, de esa soledad que se desprende de su pintura, resuelta con pinceladas cargadas de materia.