Albert Ràfols Casamada

(Barcelona, 1923 – 2009)

Doble spai

1974

óleo sobre lienzo

64,9 x 81 cm

Nº inv. P03979

Colección BBVA España


Pintor, dibujante y pedagogo del arte, decide abandonar sus estudios de arquitectura para adentrarse en el mundo de la pintura. Gracias a una beca viaja en la década de 1950 a París, donde profundiza en el estudio de los grandes artistas de la vanguardia de la segunda mitad del siglo XX. Partiendo de una figuración poscubista, se aproxima al
y al neodadaísmo, para asumir en los años ochenta una abstracción heredera del
norteamericano, sobre todo de Mark Rothko (1903—1970). Es muy difícil realizar una lectura sintética de su obra, ya que esta responde a una idea del arte como necesidad expresiva, lo que le convierte en uno de los pintores pioneros y grandes referentes de la
en España.
 
La naturaleza que nos muestra en sus obras es artificial, alejada de la realidad. El artista, tomándola como referencia, crea un universo propio que controla y domina a voluntad.
 
Desde su distanciamiento del
, su espacio pictórico se volverá más denso, aunque sus formas nos sigan remitiendo al gestualismo y a la estética neoexpresionista. Su pintura destila una aparente serenidad en la que las líneas y los planos no son arquitectónicos ni sirven para crear volúmenes. Es la forma y el color, en equilibrio precario, las que conforman la composición.
 
A partir de la década de los setenta, su obra sufre un momento de gran experimentación que estará muy presente hasta la actualidad. La estética de sus óleos se concentra en la transmisión de sensaciones cromáticas en diferentes áreas. Asimismo la composición es esquemática, en base a divisiones de ritmo vertical y horizontal sin abandonar el equilibrio entre el color y la forma mediante la suavidad cromática y los trazos ágiles y delicados.
 
La voluntad final del artista es, como dice en sus mismas palabras, “conseguir que el color hable y lo haga según su propio lenguaje”.