Fernando Zóbel

(Manila, 1924 – Roma, 1984)

La clase de dibujo

1976

óleo y lápiz sobre lienzo

60,3 x 160,4 cm

Nº inv. P05804

Colección BBVA España



Fernando Zóbel es una de las principales figuras de la abstracción española del siglo XX. Creador de un lenguaje no figurativo de gran singularidad, destaca, además, por su papel como mecenas y promotor de las artes.

Tras un primer periodo figurativo, en 1955 descubre la obra de Mark Rothko (1903-1970), cuyo impacto le mueve a tomar el camino de la abstracción. A partir de ese momento su pintura bebe de fuentes de inspiración muy diversas, que van desde la caligrafía y la filosofía oriental hasta el
americano, pasando por el
español. Todo esto confiere a su obra un sello muy personal.

Para comprender su trabajo es fundamental tener en cuenta su condición de viajero infatigable. En sus incontables viajes, que aprovecha para visitar galerías y museos, recoge experiencias que, desde 1950, plasma en sus cuadernos de apuntes. Este soporte será esencial en su proceso creativo. Sus piezas serán el resultado de una minuciosa observación de la realidad, sobre la que posteriormente opera una reducción formal. Esta forma de trabajar se basa en un procedimiento de la pintura académica tradicional: apunte-dibujo-boceto-cuadro. De este modo, los cuadernos de apuntes son una herramienta de gran valor para bucear en su universo iconográfico y plástico y a la vez evidencian el carácter analítico de su pintura.

Es precisamente esta manera de trabajar la que proporciona a sus obras la apariencia espontánea, cargada de lirismo y delicadeza, que muestra esta pintura de la Colección BBVA, "La clase de dibujo". La pieza pertenece a la etapa de madurez del artista, un periodo que se inicia en 1963 y está marcado por la introducción del color y la apertura a nuevas temáticas.

Pintado en Madrid en 1976, este cuadro evoca el recuerdo de una situación cotidiana, una clase de dibujo. Un mes antes de realizarlo, el artista había viajado a Sevilla. De hecho, en sus cuadernos de apuntes encontramos una referencia a una clase de dibujo en la ciudad andaluza, lo que sugiere que la pieza rememora ese evento. La escena ha sido sometida a un profundo proceso de depuración, que lleva a prescindir de todo elemento superfluo, resultando una composición de gran simplicidad plástica. Zóbel articula el lienzo mediante finas líneas a lápiz y destellos de color que iluminan sutilmente el espacio. El creador no reproduce de forma literal una escena, sino que plasma su recuerdo, resaltando aquellos elementos que más habían llamado su atención.