César Manrique

(Lanzarote, 1919 – 1992)

Sin título

1964

acrílico, arena y cola sobre lienzo

130,2 x 161,6 cm

Nº inv. P06660

Colección BBVA España



La trayectoria artística de César Manrique, reconocido no solo por la calidad de su obra sino por su aportación al embellecimiento de su isla natal de Lanzarote, gira en torno a la reivindicación de la naturaleza y a la creación y preservación del entorno de la isla que, en sus propias palabras, quiso “convertir en uno de los lugares más hermosos del planeta”.

Su faceta como pintor marca, de alguna manera, su evolución como artista. Hacia 1953 participó en la fundación de la primera galería de arte no figurativo, la Galería Fe de Madrid, motivo por el cual se le ha considerado uno de los precursores del arte abstracto español.

En este lienzo, como en numerosas de sus obras, ha quedado siempre latente su apego al paisaje isleño de morfología volcánica, de ahí que recurriera sistemáticamente al empleo de tonalidades negruzcas, rojizas y terrosas. Se sirvió asimismo de la arena, que incorporó como un elemento más a su pintura, con el fin de dotar al conjunto de un mayor vigor, haciendo participar al espectador de su compromiso con la naturaleza.

Se puede apreciar cómo el artista, con una gran austeridad compositiva, consigue alcanzar la máxima expresividad. Para ello se sirve de brochazos aleatorios en diferentes gamas de colores rojos, con mayor o menor empaste, que junto a la arena encolada incitan al espectador que lo contempla a tocar la materia en relieve reflejo de la lava que acaba de expulsar un volcán y que se esparce ardiente sobre la tierra.

Su repentina desaparición ha impedido poder seguir disfrutando de sus cualidades como artista y de su increíble capacidad de tornar sencillo lo que parecía difícil e inalcanzable.