Referentes femeninos en la Colección BBVA: María Belén Morales


La Colección BBVA cuenta entre sus fondos con importantes obras, de los años setenta y ochenta, de María Belén Morales, una de las principales escultoras del siglo XX en Canarias y pionera en su tierra natal en el desarrollo de un arte no figurativo con vocación internacional. Morales destaca, además de por su papel como impulsora de la modernidad artística, por su voluntad para dar a conocer en las islas el trabajo de creadoras contemporáneas.

En un momento en el que la formación artística de las mujeres solía estar vinculada al ámbito doméstico –el contacto con el arte se producía a través de una figura masculina del entorno−, María Belén Morales determina dedicarse a la escultura y formarse profesionalmente en la práctica artística.

En los años cincuenta acude a la Escuela de Artes y Oficios y a la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife. Es una época oscura en el ámbito de la creación artística española, marcada por un profundo hermetismo cultural. Los artistas de las islas desarrollan su trabajo dentro de los postulados academicistas, representando principalmente paisajes y escenas indigenistas. Morales se ha movido desde la infancia en un ambiente artístico y culturalmente avanzado, e intuye que existen caminos alternativos para desarrollar un arte moderno, adaptado a la realidad contemporánea internacional.

Para reafirmarse en sus planteamientos resultó fundamental la figura de Eduardo Westerdahl (1902-1983), pintor y crítico de arte y promotor de la publicación artística Gaceta de Arte, nacida en 1932 y clausurada con el estallido de la Guerra Civil española. A través de esta revista y del propio Westerdahl, que tenía importantes contactos con la vanguardia europea, se produce la llegada de la modernidad y el surrealismo a las Islas Canarias. A partir del descubrimiento del trabajo de artistas como Óscar Domínguez (1906-1957) y del contacto con figuras como César Manrique (1919-1992), la creadora consolida su propósito de crear un arte libre y personal.

Su trabajo estuvo siempre marcado por una exploración plástica sin límites, que la llevó a transitar por el surrealismo, a analizar las formas orgánicas de la naturaleza −desarrollando un léxico escultórico muy en consonancia con el trabajo de la británica Barbara Hepworth (1903-1975)− y a una depuración total de las formas, cuyo resultado será la consolidación de una obra de gran sutileza formal y conceptual, muy cercana al minimalismo norteamericano.

Como artista, fue pionera en Canarias en la creación de un lenguaje no figurativo, permaneciendo en la escena artística pese a los obstáculos con los que se topaban muchas pintoras y escultoras. Además, impulsó en las islas el desarrollo y afianzamiento de un nuevo vocabulario abstracto, participando, en 1963, en la fundación del grupo
, del que formaron parte los artistas Pepe Abad (1942), Manolo Casanova, Pedro González (1923), Eva Fernández (1911-2005), José Luis Fajardo (1941), Maribel Nazco (1928) y Manuel Villate.

contó también con la participación de importantes críticos e historiadores del arte como Enrique Lite, Miguel Tarquis y Antonio Vizcaya. El colectivo abogaba por la modernidad plástica y por la creación de un arte personal y vanguardista que trascendiera el localismo imperante. De este modo, en Canarias se gestaba un movimiento liderado por un grupo de artistas e intelectuales que desarrollaron un lenguaje abstracto, casi en paralelo a la inauguración en Cuenca del Museo de Arte Abstracto Español (1966), que supuso la apertura definitiva del país a la modernidad.

Asimismo, Morales contribuyó al reconocimiento de la obra de otras creadoras de su tiempo con la exposición colectiva 12, celebrada en 1965. Impulsada en colaboración con Maud y Eduardo Westerdahl y Tanja Tamvelius (1901-1969), reunió en el Círculo de Bellas Artes y en el Instituto de Estudios Hispánicos el trabajo de doce artistas, dando así a conocer la obra de creadoras de diferente procedencia. Esta muestra fue la primera en Canarias, y la segunda en España, en aglutinar exclusivamente el trabajo de mujeres, reivindicando el papel de las artistas en la España de los años sesenta.

Defensora del progreso, de la apertura y de la modernidad, María Belén Morales impulsó, con su propio trabajo y a través de distintas iniciativas culturales, la aparición y el desarrollo del lenguaje abstracto internacional en las Islas Canarias.

Algunas circunstancias personales, unidas a un contexto social y cultural reacio a la presencia de mujeres en la escena artística, han contribuido a que su figura no haya alcanzado el reconocimiento internacional de otros grandes artistas de su generación. Sin embargo, la calidad de su quehacer tridimensional confirma la importancia de esta escultora dentro del panorama artístico del siglo XX español.

Fotografía: © Archivo MBM - TEA Tenerife Espacio de las Artes

Castro Morales, F., González Reimers, A.L., Corredor-Matheos, J., Santana, L., y Areán, C., María Belén Morales: Núcleos [cat.exp.], Centro de Arte La Regenta, Las Palmas de Gran Canaria y Centro de Arte La Granja, Santa Cruz de Tenerife. Gran Canaria : Viceconsejería de Cultura y Deportes , D. L. 2004

Documental "Imprescindibles", RTVE (2019)

Allen, J.: “María Belén Morales o la coherencia de una escultora”, en Canarias 7, Pleamar, Las Palmas de Gran Canaria, 18 noviembre 2004, p. III

Tinaut, Mª del Pilar: “Mujeres Canarias de hoy: María Belén Morales”, en Jornada, Santa Cruz de Tenerife, 3 de noviembre de 1980, p.21

María Belén Morales - Gran semilla - 1978
1978
María Belén Morales - Formas del silencio I - 1980
1980
María Belén Morales - Formas de silencio II - 1981
1981
María Belén Morales - Formas del silencio III - 1981
1981